Por Carlos Brasero
Quizá, una de las cosas buenas que tiene este año 2020 que vamos dejando es precisamente eso, que termina.
La pandemia ha sido casi la única protagonista en nuestras vidas en 2020, la cual no nos ha permitido poder avanzar ni cumplir las ilusiones y aspiraciones de cada uno de nosotros, ni tampoco hacer realidad los proyectos que nos habíamos planteado, ni siquiera poder cumplir con el propio y obligado trabajo y diario de cada uno.
Todos, absolutamente todos, nos hemos visto implicados, en mayor o menor medida, en esta espiral, donde hemos podido aprovechar nuestro tiempo en leer algún libro que tuviésemos pendiente, reencontrarnos con algún amigo olvidado, o disfrutar por más tiempo en casa con la familia y sobre todo, a reflexionar de lo que estaba pasando.
El marco social en general, tal y como lo habíamos conocido hasta ahora, ha sufrido cambios sustanciales, y no estoy seguro si por un periodo limitado o de manera definitiva.
Como en todos los ámbitos, el deporte federado también se ha visto afectado por la pandemia, lo que ha impedido su normal desarrollo, particularmente en mi humilde opinión, el Automovilismo regional ha sido uno de los deportes peor parados.
Sinceramente, no llego a entender, por ejemplo, que se impida celebrar una carrera en plena naturaleza, pudiéndose habilitar zonas perfectamente acotadas para los espectadores a lo largo de kilómetros de cunetas. Así como para los Oficiales y voluntarios, pudiendo ser ubicados en puntos estratégicos y en número controlado. La situación es mucho más favorable para los deportistas, pilotos y copilotos, que compiten dentro de un vehículo, sin ningún tipo de contacto entre sí y provistos de la equipación reglamentaria, a diferencia de los deportes de contacto. Los equipos, asistencias, mecánicos disponen de parcelas individuales, sus carpas, etc.. algo que sí se autoriza, sin ir más lejos, en la terrazas de los bares prácticamente sin ningún control y muchas más incoherencias que han mermado drásticamente a este deporte a lo largo de este fatídico año.
¿Y qué podemos hacer?, pues lo que siempre ha hecho la gente de este deporte, luchar por los retos e ilusiones, superar cualquier adversidad con decisión, dando “gas” en lugar de frenar, anticipar, y confiar en el buen juicio, luchar para que se implante la cordura y trasmitir un mensaje de esperanza, tener calma y avanzar animando a la gente a participar, elaborar un calendario y solicitar licencias para poder presionar y poner nuestra afición donde corresponda para el 2021.
Y por último, quisiera recordar a todos los que ya no están entre nosotros, especialmente a la joven copiloto Laura Salvo, que con tan solo 21 años, nos dejaba el pasado mes de Octubre en un fatídico accidente haciendo lo que más le gustaba. D.E.P.